Publico algunos
extractos de una carta que he recibido tiempo atrás de una lectora
del blog, la cual había decidido responder afirmativamente a la
llamada de Jesús.
Queridísimo
hermano en Cristo,
[…]. Por 4 años he negado y rechazado
todo signo de llamada religiosa [..] han sido años de intensa y
profunda tribulación y sufrimiento interior. Si finalmente he
decidido de obrar diversamente es solamente porque me he dado cuenta
que mi indecisión sobre el estado de vida a abrazar debe terminar
[...] a veces me pregunto el porqué de tanta predilección de parte
del Señor no obstante mi indignidad!
Es en verdad
difícil poner por escrito lo que se siente en el corazón en ciertas
situaciones y yo te agradezco tu disponibilidad y paciencia. El
haberte escrito y el escribirte me ayuda tanto, me da fuerza…. Te
pido disculpas si he sido inoportuna y si te he hecho perder el
tiempo precioso con mis mails
insensatos. No quiero
disturbarte más porque me doy cuenta que no escribo nada coherente….
Quiero solo decirte gracias y
pedirte que reces por mí, nada más...
Un abrazo… continuaré
leyendo el blog.
(Carta firmada)
Querida hermana en
Cristo,
no
tienes que pedirme disculpas de nada y no debes preocuparte; para mí
no es un fastidio el recibir cartas de parte de personas atraídas a
la vida religiosa, es más, es verdaderamente una alegría responder
y animar las almas a seguir a Jesús en alguna buena congregación.
Por lo tanto si quieres escribirme, leeré y te responderé con mucho
gusto tus cartas. Admiro mucho cada vocación, y por lo tanto la
tuya. No quiero que ni una se pierda. Cada vocación es un tesoro no
solo para quien la recibe, sino también para todo el resto de la
Iglesia Católica que es el Cuerpo Místico de Cristo. Te confieso
que no veo la hora que te vayas a un convento a hacer una experiencia
vocacional. Sé que tu director espiritual es un sacerdote muy
preparado, y si ha visto en ti los signos de vocación, hay que
creerle.
Porqué entre
tantas otras jóvenes, el Señor ha querido elegirte a Ti? Los
decretos Divinos son insondables, pero lo cierto es que El no elige
en base a los méritos, por lo tanto tu llamada es solo una obra de
Su amor gratuito. En el convento
será muy fácil para ti despreciar todas las vanidades de la tierra
(riquezas, éxitos, moda, etc.) y vivir solo para amar a Dios y
salvar las almas con la oración, la penitencia y el apostolado.
Estos sufrimientos interiores que estás pasando son tu campo de
batalla. La vida sobre esta tierra es una prueba, o sea que debemos
probar a Dios que lo amamos de verdad con todo el corazón y sobre
todas las cosas. El verdadero amor se demuestra en el saber sufrir
por la persona amada. Tu, ahora, estás sufriendo mucho, pero es
justo en este sufrimiento que estás demostrando que amas a Dios. Sin que te des
cuenta, en cada instante de dolor estás diciendo que prefieres
sufrir estos padecimientos interiores que rebelarte a la voluta del
Señor que te está llamando a
seguirlo en uno de las mejores Órdenes religiosas en Italia.
Tus sufrimientos
son una verdadera cruz, pero escucha un poco lo que escribe al
respecto Santa Gema Galgani: ...Después me dijo Jesús: «¿Sabes,
hija mía, en qué manera me recreo en mandar las cruces a las almas
que me son más queridas? Yo deseo poseer esas almas, pero
enteramente, y por esto las rodeo de cruces, y las cierro en las
tribulaciones para que no se escapen de mi mano; y por esto esparzo
sus cosas de espinas para que no se afecten a ninguno, sino que
prueben su alegría solo en Mí. Es el único
camino para vencer el demonio y alcanzar la salvación: Hija mía,
¡Cuántos me habrían abandonado, si no los hubiera crucificado! La
cruz es un don muy precioso y de él se aprenden muchas virtudes»
“Tanto es lo
que espero que toda pena me es querida” decía San Francisco de
Asís. La misma cosa te digo para animarte a perseverar.
Te saludo
fraternamente en Jesús y María,
Cordialiter