He recibido una hermosa carta vocacional que quisiera hacerles leer.
Queridísimo hermano en Cristo,
soy una joven de 22 años, me llamo [...] por motivos de estudio vivo en [...], frecuento de hecho el tercer año de la facultad de enfermería...
Hace algunos días conocí tu blog... Desde que era niña le dí mi corazón a Jesús deseosa de pertenecerle a El para siempre; siempre creí que un día entraría en alguna Orden religiosa pero no lo pensé mucho; mi pequeño voto personal hecho a Jesús y la vida que llevaba en la parroquia me bastaban, pero creciendo comencé a comprender que no podía ser siempre así y por esto comencé a rezar por mi vocación. Hace un año conocí un joven sacerdote [...] con quien ha nacido una hermosa amistad y gracias a él comencé a comprender mi vocación. El pasado mes de junio, después de tanta resistencia de mi parte ha logrado que participara de una Misa que él celebraba en un Monasterio de Monjas Carmelitas de [...]. Viéndolas a ellas, sentí claramente dentro de mi, que eso es lo que Jesús quería para mí, pero al inicio no podía aceptar ser llamada a este género de vida que hasta el momento ni siquiera conocía. Recién en septiembre pude hablar con este sacerdote de mi deseo de seguir a Jesús en un monasterio, pero él me aconsejó de terminar primero mis estudios y después decidir...
Durante estos nueve meses he sido cada vez más conciente de mi vocación, aunque permanece la duda de cuál pueda será la Orden conveniente para mí. Me han atraido mucho los Santos Carmelitas y esto me lleva a pensar que Jesús me está llamando al Carmelo. Estoy segura que en el momento decisivo de la elección será Jesús mismo a darme entender donde seguirlo, pero lo que más me tormenta es el hecho de que durante todo este tiempo no he podido hablar aun con mi familia. Se que su reacción será muy dura y esto me atemoriza. De qué modo les puedo comunicar mi decisión? Como deberé comportarme frente a su reacción? Yo no tengo un carácter muy fuerte y tengo miedo de ceder frente a este obstáculo, aunque se que deberé superar tantos obstáculos para llegar a donde Jesús me quiere. Conoces algún sacerdote en [...] que pueda guiarme en mi elección ayudar? Quisiera finalmente que me acompañes con tu oración. Un abrazo fraterno en Jesús y María!
Queridísima hermana en Cristo,
te agradezco de corazón, he quedado muy edificado al leer tu hermosa carta vocacional. Graduarse en enfermería significa tener gran probabilidad de encontrar un honesto puesto de trabajo, pero para mí es verdaderamente de consuelo el saber que estas dispuesta a renunciar a todo para darte al Buen Jesús que es el fin último de tu vida. Has sido creada para conocer, amar y servir a Dios en esta tierra para después poderlo amar por toda la eternidad, después de la breve peregrinación en esta tierra. Es emocionante pensar que una joven como tu, encaminada a una segura carrera de trabajo haya podido escapar de los engaños del mundo y haya comprendido que lo que importa de verdad en esta tierra es amar y servir a El solo, mientras todo el resto es vanidad de vanidades. De qué sirve tener un buen sueldo, un hermoso auto o casa lujosa, si el corazón es infeliz porque no ha respondido a la vocación del Señor?
Enseña S. Alfonso Maria de Ligorio que si una persona tiene vocación no debe confiarla a los amigos ni a la familia, porque estos, en general suelen opornerse tenazmente. Por lo que respecta la elección del estado de vida no debemos obedecer a nuestros padres, por lo tanto si es necesario deberás escapar de casa para poder abrazar la vida religiosa como han hecho Santa Clara de Asís, Santa Teresa de Jesús, San Gerardo Maiella e tantos otros santos. Te aconsejo de continuar conservando en máxima reserva tu deseo de donarte a Dios, se lo dirás a tu familia solo poco tiempo antes de entrar al monasterio. Si se enojan, permanece en silencio y después, cuando llegue día fijado de iras a escondidas. Es necesario estar dispuestos a cualquier sacrificio para hacer la voluntad de Dios. En este tiempo, cuando regrese a tu casa, trata de hacer una vida retirada. Tus padres, al ver que rezas mucho, que ya no tienes conversaciones mundanas; que no usas maquillaje ni vestidos provocativos; que no miras programas televisivos que disipan, que no frecuentas amistades frívolas, comenzarán a comprender que eres una persona “distinta” de las demás, y estarán un poco más preparados cuando les hables de tu deseo de abandonar el mundo. Después de muchos meses, cuando llegue el momento justo, les podrías decir así: “Querida familia, les tengo que dar una hermosísima noticia.
Cada ser humano sobre esta tierra está en busca de su felicidad. Algunos piensan en encontrarla en las riquezas, otros en las discotecas, otros aun en el matrimonio. Despues de muchos meses de reflexión y algunos periodos de experiencia vocacional en un monasterio, he comprendido que mi felicidad está en vivir unida al Buen Jesús, por lo tanto he decidido abrazar la vida monástica...” Pero si piensas que tu familia enojarán y te maltratarán ciertamente, entonces no conviene decirles nada, sino dejarles una carta donde escriberás las cosas que te he sugerido antes , y después podrás irte a escondidas. Pero ahora la prioridad es otra, es necesario discernir si Jesús te desea en una Orden de vida contemplativa o de vida apostólica, después de lo cual será necesario comprender cuál Orden o Congregación a la cual eres llamada. El hecho de que eres una estudiante “fuera de serie” es una gran ventaja para ti, porque en estos meses que te separan de la graduación tienes la posibilidad de hacer breves experiencias vocacionales sin que ti familia se den cuenta. Si las religiosas de [...] te han atraido por su devoción, entonces puedes llamar o escribir a este Carmelo para pedir pasar algún día en su monasterio para meditar y reflexionar sobre tu vocación religiosa. Mejor para ti que has comprendido estas cosas, o sea, la importancia de cumplir la voluntda de Dios, aun a costa de encerrarte en un monasterio. Cualquier cosa con tal de vivir con Jesús! Pero ahora tienes que prepararte para el combate espiritual.
El siempre actual catecismo de San Pio X enseña que con la Confirmación has llegado a ser una perfecta cristiana y soldado de Jesucristo, o sea que el Espíritu Santo te da la fortaleza necesaria para superar cualquier dificultad espiritual. ¡Coraje! Esta vida es solo una prueba, debemos demostrar a Dios de amarlo verdaderamente y por amor suyo debemos estar dispuestos a superar cualquier prueba. Recuerda siempre lo que decía San Francisco: “¡Tanto es lo que espero, que toda pena me es querida!”
Permanezco a tu disposición para cualquier otra consulta y aprovecho la ocasión para animarte en tu hermoso propósito de consagración religiosa. Te saludo cordialmente en Cristo Rey y en María, Mediadora de todas las gracias.
Cordialiter