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domingo, 12 de mayo de 2013

De “estrella” de cine a monja

La historia de las vocaciones son todas bellas, porque son todas historias de amor. Aun asi, algunas vocaciones suscitan estupor porque implican personajes famosos.

Dolores Hart era una joven ”star” de Hollywood, su belleza atraia multitudes a las billeterías de los cines; los directores estaban dispuestos a dar montañas de dinero por hacerla actuar en sus propias películas. Exitos, joyas, placeres, pasatiempos, diversiones... tenía prácticamente todo lo que podían desear los mundanos.

Vanitas vanitatum, vanidad de vanidades, todo es vanidad, menos amar a Dios y servirlo a El solo. Los bienes del mundo no pueden saciar el corazón humano, que ha sido creado solo para amar a Dios y está inquieto hasta que no descanse en El. La Virgen, que es mediadora de todas las gracias, velaba sobre Dolores, y el Divino Redentor la queria como su casta esposa.

La joven y rubia actrís representó la parte de Santa Clara en un film sobre San Francisco de Asis (las dos fotos del post están sacadas de esta película) y tuvo ocasión de encontrar el Sumo Pontífice. Poco después comprendió que Jesús la llamaba a vivir en la clasura del monasterio de la Abadía "Regina Laudis" en Connecticut (Estados Unidos). Entre el estupor y el clamor de los mass media y de la opinión pública internacional, dejó todo y tomó el hábito de religiosa benedictina. En el silencio y en el recogimiento de la clausura, finalmente se sentía verdaderamente felíz.